Sistema Financiero y Crímenes Económicos – Marco general (con 3 casos)

El modelo económico global enfrenta diferentes tipos de crisis: de recursos naturales (agua, pesca, bosques, biodiversidad) y energéticos (combustibles fósiles), crisis del metabolismo urbano-industrial y agroindustrial (crisis alimentaria), crisis financiera y crisis ecológica (Cambio Climático). La crisis financiera se articula con la crisis de los recursos. Por vez primera no será posible incrementar el flujo energético que ha permitido la existencia del modelo actual. No solo nos acercamos al pico del petróleo, pero también del gas y del carbón, entrando en el inicio del fin de la era de los combustibles fósiles. Se termina la época de la energía barata y eso impacta en las dinámicas de crecimiento económico y de expansión financiera. A su vez, la dinámica del cambio climático vigente ahora se agravará paulatinamente, incidiendo de manera feroz en este proceso.

Toda la prensa especializada en finanzas o economía mundial reconoce la gravedad de la crisis iniciada en EEUU en agosto del 2007, y en forma creciente señalan ya avanzado el 2008 que se trata de un problema que no se resuelve en el corto plazo. Destacan que efectos se sentirán de un modo u otro en el conjunto de las economías nacionales, con independencia del vínculo, más estrecho o no de cada uno de ellos con la economía estadounidense. Se reconoce el carácter mundial de la crisis, lo que supone consideraciones de sistema mundial cuando se analiza la situación económica.

No puede analizarse la situación financiera sin abordar la crisis energética y alimentaria mundial. La primera involucra a la Unión Europea como gran consumidor de petróleo y una política internacional que privilegia la dominación de las fuentes de generación energética no renovables, especialmente el petróleo. La segunda se asocia a la mayor demanda de materias primas, el creciente consumo de proteínas cárnicas, el uso de cultivos para agrocombustibles, los altos precios del petróleo y los mecanismos de especulación. Las pérdidas multimillonarias por la crisis financiera vinculadas al sector inmobiliario estimulan a que la especulación financiera se refugia en recursos naturales y alimentos. La consecuencia: inaccesibilidad y escasez.

El flujo energético del siglo pasado posibilitó una muy fuerte expansión de la esfera monetario-financiera. Se producía un rápido auge del capital financiero, en un sistema en que los bancos prestaban más dinero del depositado y cobraban intereses por ello. El sistema basado en que la expansión del mañana, impulsada por la energía barata, basada en el petróleo, era garantía de la deuda de hoy. El pico del petróleo implicará que el actual capitalismo globalizado de base financiera terminará definitivamente de estallar. Afectando a amplias capas de la población mundial, pero sobre todo a los más desfavorecidos, provocando hambre, pobreza, desempleo, exclusión social, enfermedades, conflictos armados y violencia.

El establecimiento del Mercado Único comunitario (1986-1993, Tratado de Maastricht) para bienes, servicios, capitales y personas, con sus más de veinte mil directivas, y el la creación del EURO cumplió un papel trascendental en la expansión del poder corporativo europeo, y en la progresiva consolidación de su potencia financiera. Este Mercado Único de capitales procedió a des-regular crecientemente los mercados bursátiles, convirtiendo a éstos en nodos cada vez más centrales de las nuevas dinámicas de crecimiento y acumulación capitalista. Las grandes corporaciones van a acudir cada día más a los mercados bursátiles para financiarse, sorteando la llamada intermediación bancaria, y se van a transformar en grandes generadoras de “dinero financiero” (acciones, obligaciones, etc.); para ello, la creación de una potente imagen corporativa, mediante nuevas estrategias de comunicación, es algo central. Y las bolsas van a desarrollar los mercados secundarios, que son fundamentalmente mercados especulativos, para potenciar su liquidez. Se va a establecer el marco para el desarrollo de las nuevas instituciones de inversión colectiva (fondos de inversión, y –tímidamente- fondos de pensiones), que van a permitir captar y controlar el ahorro popular para proyectarlo hacia los mercados financieros y así reforzar estas dinámicas; al tiempo que se van a establecer las condiciones fiscales (por parte de los Estados) para hacer atractivos estos productos; este nuevo “capitalismo popular” va a posibilitar incrementar enormemente el poder corporativo europeo. Se va a independizar la creación monetaria de los bancos centrales del control de los Estados, del poder político, para controlar la inflación, sometiéndolo a las nuevas dinámicas del mercado, lo que va a redundar en un creciente poder del sector financiero. De esta forma, los Estados van a tener que acudir a los mercados para financiarse. Se va a iniciar la privatización de la banca pública, lo que va ayudar a crear o consolidar grandes bancos privados de dimensión fundamentalmente nacional, aunque con una proyección mundial en ascenso. Todo este escenario involucra al Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Europeo de Inversiones (BEI, a la Organización Mundial de Comercio y, muy especialmente, a la UE, sus instituciones y sus Estados miembros.

Caso 1: HSBC y la Deuda Corrupta

En la década de los noventa, durante el gobierno fujimorista, el banco Hong Kong & Banking Corporation (HSBC), de capital inglés, escocés y chino, junto a otras entidades financieras del Perú y el extranjero, usaron información privilegiada del Ministerio de Economía y Finanzas para beneficiarse de la gestión de la deuda pública externa peruana. Una serie de operaciones ilegítimas resultaron en la apropiación de erario público peruano tanto por parte del banco extranjero como de un asesor del gobierno peruano que logró utilizar su poder político para enriquecerse vendiéndole el país al HSBC. El resultado sería una nueva deuda, “deuda corrupta”, a cargo de los peruanos.

En 1992, el HSBC, luego de comprar el Midland Bank (Inglaterra), envió a un funcionario con el propósito de convencer a las autoridades peruanas de admitir papeles de la deuda externa peruana como forma de pago por la venta de las empresas públicas en el proceso de privatización. Así HSBC estableció contacto con el abogado Francisco Moreyra García Sayán, quien en 1993 asume la función de asesor del ministro de Economía Jorge Camet. El planteamiento consistía en persuadir al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) para recibir los pagarés de la deuda externa al 100% de su valor nominal.

El monto transado por privatizaciones entre 1991 y 1998 asciende a US$ 7720 millones. El Tesoro Público recibió ingresos de US$ 6138 millones en efectivo y US$ 229 millones en papeles de deuda a valor de mercado equivalentes a US$ 343 millones a valor nominal. Esto significa que el sistema de documentos de deuda por privatización comprometió solamente el 4,4% del total de ventas y concesiones. Sobre una deuda pública externa de US$ 25 000 millones al año 1991, el impacto del canje fue de apenas 1%. Es decir, el mecanismo de canje de deuda por privatización no tuvo efecto de reducción de la deuda externa, y sólo sirvió para que HSBC y sus socios hicieran negocios.

El 18 de julio de 1994 se crea el Peru Privatization Fund (PPF), empresa constituida en EE.UU., formada por el HSBC y el Banco de Crédito del Perú con el 85,8% de las acciones en dos partes iguales de 42,9%; y el Chase Manhattan Bank con el 14,2%. Moreyra participó de la fundación del PPF, como abogado consultor, mientras mantenía su condición de asesor del MEF.

HSBC tuvo una persona infiltrada en la alta dirección del ministerio de economía y finanzas para 1) garantizar que se diera la operación de canje de deuda por privatizaciones y 2) para tener información sobre el momento exacto de hacer las operaciones. Incluso en 1995, el mismo Moreyra se convirtió en director del PPF. Y en el colmo, el Estado peruano reconoció como suya la deuda del Banco Popular, quien tenía deudas en papeles que poseía el HSBC y el Banco de Crédito que permitió a estos bancos utilizar 69.2 millones de dólares en papeles que habían recuperado valor luego de haber estado desvalorizados por el proceso de quiebra y liquidación del Banco Popular. Los dos grandes ganadores de esto fueron el Banco de Crédito y HSBC, los cuales tenían un representante directo en el Ministerio de Economía y Finanzas.

El HSBC y sus socios compraron papeles de deuda por 125 millones de dólares, y obtuvieron una ganancia de más del doble de los papeles que utilizaron en los procesos de privatización. Otra parte de los papeles los movieron en la bolsa de valores.

Este caso constituye la violación de los derechos económicos y sociales de la población peruana, consagrados en el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) «Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales (…) En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia». Artículo 1 PIDESC.

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Caso 2: Banco Santander en el Río Madeira: un manantial de deuda ecológica y refugiados ambientales

El Banco Santander Central Hispano (SCH), de capital español, es actualmente el mayor banco privado que opera en toda América Latina y el Caribe. En este caso se le acusa de ser co-responsable de la generación de una ingente deuda ecológica y social ligada a los impactos que tendrá la construcción de cuatro represas y una hidrovía en el Río Madeira (Brasil y Bolivia) y de la expulsión de 5000 familias que se verán convertidas próximamente en refugiados ambientales sin tierra ni compensación alguna. Gracias a ello y a la financiación de múltiples e irresponsables megaproyectos, seguirá presentando enormes beneficios a sus alejados accionistas.

La financiación del proyecto Río Madeira tiene como fin la construcción de dos presas hidroeléctricas: Santo Antonio y Jirau, más dos presas adicionales que crearán una hidrovía de 4.200 km., diseñada para transportar soja, madera y minerales de la Amazonía con destino a los grandes consumidores (EE.UU., Unión Europea y China). El Banco Santander es el banco agente del proyecto con vistas a financiar el 20% del coste total del proyecto (14.200 millones US$). La hidrovía del Río Madeira se circunscribe también a la iniciativa IIRSA dirigida y promovida por el BID, distintas redes de empresarios y terratenientes y administraciones locales, y cuyo objetivo es extraer toda suerte de commodities para lograr exportarlas según las necesidades de la clase consumidora mundial, en función de los precios del mercado internacional. Es decir, la infraestructura física necesaria para el “libre comercio” que se complementa con los TLC y parte imprescindible para el saqueo de las transnacionales productivas.

Las consecuencias se extenderán a ambas riberas del río, la boliviana y la brasileña.

En este caso se acusa al SCH de ser co-responsable de la:

·         Expulsión de la población local: en Rondônia por ejemplo viven 1.4 millones de personas, en su mayoría caucheros, recolectores de nueces y pescadores. Se estima que en lado brasileño aproximadamente 5.000 familias se verán obligadas a dejar su tierra sin que esté prevista su reubicación y compensación.

·         Afectación de la salud de la población: la construcción afectará a la potabilidad del agua de Porto Velho (capital de Rondônia) e incrementará los casos de malaria.

·         Pérdida de biodiversidad y de la soberanía alimentaria: la interrupción de la migración del dourada (pez gato) pondrá en peligro no sólo la supervivencia de la especie sino también el futuro de las familias de 2.400 pescadores de la región.

A pesar de la agresiva campaña de marketing y responsabilidad social corporativa (RSC), el Grupo Santander no informa ni tampoco –como demuestra este caso- cumple el débil régimen normativo internacional que pudiera regir la actuación de un banco transnacional. No se aplican ni las líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales, ni el PIDESC de Naciones Unidas, ni el Convenio 169 de la OIT por el que se establece derecho a consulta a las comunidades indígenas afectadas, ni estándares propios de la comunidad financiera como los Principios de Ecuador ni mucho menos los Principios de Collevechio.

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Caso 3: BBVA: CAMISEA y la Responsabilidad Social Corporativa HUECA

El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria es el segundo banco privado de Latinoamérica (y primero en gestión de fondos de pensiones y seguros de la región), de capital español, tiene un largo expediente repleto de vulneraciones a distintos derechos. En dirección diametralmente opuesta a lo que anuncia en su RSC, el BBVA acumula acusaciones que van desde la compra de voluntades políticas de distintos gobiernos como el de Fujimori-Montesinos, el blanqueo de dinero del narcotráfico en Colombia y México, hasta las políticas antisindicales, o la congelación de cuentas bancarias a grupos considerados subversivos como Enlace Civil (Chiapas, México), pasando por la financiación de proyectos de fabricación de bombas racimo, el saqueo del erario público mediante la conversión de deuda pública en deuda privada y el cobro de altos intereses a cuenta de los Estados, o la financiación de proyectos destructivos del medio ambiente (como la megapapelera de ENCE en Uruguay o el oleoducto OCP en Ecuador).

La gran mayoría de sus proyectos controvertidos ambientalmente se asocian a la explotación de minas (como las de Yanacocha y Antamina en Perú), seguidos de aquellos vinculados a la construcción de presas, a proyectos de gas o petrolero y a grandes fábricas de celulosa. En todos ellos se trata de financiación directa mediante la fórmula “project finance”, compartiendo riesgo con otros bancos. Por lo que no cabe duda de la responsabilidad del banco en dichos proyectos.

Después de la celebración el año pasado de una pre-audiencia en Bilbao (País Vasco) donde se instruyeron las acusaciones populares al BBVA, se abordará en el Tribunal de Lima como acusación de referencia el caso del Proyecto gasífero Camisea Perú I y II. (Para mayor profundidad sobre el caso Camisea ver http://www.finanzaseticas.org/pdf/Informe_BBVA.pdf).

En 2006, BBVA Banco Continental, la filial peruana de BBVA, financió un préstamo de 35 millones de dólares a Tecpetrol, una de las empresas que lidera las actividades de exploración en el proyecto de gas Camisea. Este proyecto se caracteriza por las roturas de los gasoductos que provocaron graves escapes de gas y petróleo. Investigaciones recientes indican que Techint, operadora e ingeniería del gasoducto y empresa matriz de Tecpetrol, empleó tuberías defectuosas y contrató a soldadores no cualificados para la tarea, por lo cual se produjeron graves deficiencias en la construcción del gasoducto. El proyecto también fue criticado por sus impactos negativos en las comunidades indígenas de la zona, tanto en su modo de vida, supervivencia (caza, recolección) como en su economía (agricultura, ganadería), como en su salud (cánceres, enfermedades dérmicas, abortos, malformaciones,..). En muchos casos se incumplieron normativas de protección y las Reservas Indígenas creadas con este fin.

El BBVA ha violado por lo tanto la Constitución de Perú al financiar proyectos que no respetan las reservas indígenas amparadas por ellas y ratificadas por los respectivos gobiernos. En este caso la Reserva Nahua Kugapakori creada en 1990, o la violación de las reglamentaciones para la protección de pueblos no contactados como los Nahua, Nanti y Kirineri. Camisea significa también la violación del Convenio 169 de la OIT por el cual Perú reconoce el derecho al consentimiento de cualquier comunidad a la actividad que pretenda realizar una empresa o un Estado en su territorio.

El Grupo BBVA ha violado códigos de conducta que ha suscrito cosméticamente como los Principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas (2002) integrando aparentemente, los derechos humanos, normas laborales, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción como parte integral de su estrategia y de sus operaciones, aspectos por los que el BBVA ha demostrado clara negligencia.

La adopción de los Principios de Ecuador en 2004 (en los proyectos de financiación superior a 10 millones de dólares) y su versión revisada en julio de 2006, suponían un compromiso del BBVA de cara a evitar riesgos ambientales y sociales en el proceso de financiación de proyectos, aspecto que como instruye la acusación, viola ampliamente.

Eje temático: Sistema Financiero y Crímenes Económicos

Organizaciones denunciantes: Transnational Institute, SOMO (Holanda), CGT, Ecologistas en Acción-Ekologistak Martxan, Observatorio de la Deuda en la Globalización, SETEM (Estado Español), France Amérique Latine (Francia), Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, Red Jubileo (Perú), Movimiento de Damnificados por Represas (MAB) (Brasil), Attac-Argentina, Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas – FISyP (Argentina), FoE-Europe