Majaz afectando el agua, el ambiente y la vida y criminalizando la protesta en Perú


La Minera Majaz S.A., un emprendimiento realizado en Perú por la trasnacional inglesa Monterrico Metals está siendo cuestionada por sus actividades de exploración y su proyectada explotación minera a cielo abierto en lo que se denomina el proyecto Río Blanco. El proyecto afecta a la comunidad campesina en la región norteña de Piura, contaminando el agua, afectando la actividad agropecuaria y la salud de miles de pobladores, y resulta en la desertificación debido a las grandes cantidades de agua que se utilizan. También hay un alto riesgo de destrucción e impacto irreversible a la biodiversidad de la región Páramo y el bosque de neblina. El impacto del proyecto minero se extiende hasta la vecina región de Cajamarca y afectaría la cuenca del río Amazonas.

La actuación de la empresa y del gobierno peruano pone en evidencia toda una serie de vicios relacionados con el desarrollo de la minería en el Perú. Entre estos vicios, se encuentra el que la empresa no ha respetado el derecho a la consulta de las comunidades donde opera, y ha obtenido su licencia bajo documentación incompleta. Eso significa que está operando de manera ilegal en el territorio de las comunidades afectadas por su actividad, imponiendo su modelo de “desarrollo” a los pobladores.

Adicionalmente, las legítimas protestas de la población han sido reprimidas de manera violenta en varias ocasiones, con hasta la fecha dos muertes (abril de 2004 y agosto de 2005), decenas de heridos y alrededor de 200 comuneros denunciados. Testigos hablan de torturas en la infraestructura de la empresa. También hay acusaciones falsas hacia los pobladores de terrorismo y afiliación a partidos “extremistas”.

A su vez, bajo el pretexto del supuesto narcotráfico, el gobierno ha aumentado de manera significativa la presencia policial en la zona, prohibiendo a los mismos pobladores el acercarse a partes de su propio territorio, protegiendo de esta forma al campamento minero y las actividades mineras. El Estado, presionado por el sector empresarial, está usando el sistema legal para crear un clima de miedo, y para reprimir todo tipo de organización social potencialmente opositora a los intereses de la empresa.

El proyecto minero en cuestión violenta importantes instrumentos internacionales garantes de derechos proclamados por Naciones Unidas, e incluso se contradice con las garantías ciudadanas estipuladas en la Constitución de Perú. Se viola el derecho a la vida, a la integridad física, moral y psicológica, a la existencia de las comunidades, a elegir su propio desarrollo, a la autonomía de las comunidades en su organización y en la libre disposición de sus tierras, a la libertad de información, a la consulta previa e informada, a la propiedad de los territorios comunales, a la asociación, a la protesta social, a vivir en un medio ambiente sano, y a la paz y la tranquilidad pública.

La Legislación peruana garantiza la participación y la consulta de las comunidades campesinas (indígenas), de forma que demanda una licencia social de las comunidades locales para poder otorgar permiso a una empresa para el desarrollo de actividades en territorio comunal. Pero en el caso Majaz, en muchas ocasiones las comunidades expresaron su rechazo. Sin embargo, el Ministerio de Energía y Minas otorgó el permiso necesario a la empresa para sus actividades de exploración. Por parte del gobierno, hay una clara postura a favor del proyecto minero: los intereses empresariales parecen ser de mayor importancia que los intereses públicos. Es por ello que se presenta el caso ante el TPP.

Eje temático: Recursos Naturales y Neocolonialismo

Organización denunciante: Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería – CONACAMI Perú