Suez privatiza territorios para lucrar con la energía en Brasil

La empresa francesa Suez, en su sector energético, ha aplicado en Brasil una estrategia de transformación de territorios en espacios productores de mercancías; a través de la participación en proyectos de generación eléctrica, con impactos como la depredación ambiental, con pérdida de biodiversidad, privatización del agua a través de la creación de represas, violando y despreciando los derechos de los pueblos locales e indígenas y con una política de represión y criminalización de los movimientos sociales que se les oponen, como el MAB (Movimientos de Afectados por Represas, de acuerdo a su sigla en portugués).

El Grupo de Trabajo sobre Servicios de la REBRIP (Red Brasileña por la Integración de los Pueblos), está presentando ante el TPP una denuncia basada en los impactos de la construcción de dos represas hidroelectricas; Estreito y Cana Brava. En Estreito, Suez generó pérdida de la calidad del agua del río Tocantins después de la construcción de la represa, disminución y exterminio de especies de peces, tortugas (tracajás) y pequeños cetáceos, expulsión de familias de las riberas extractivistas sin definición de reasentamiento, afectación directa e indirecta de tierras indígenas de los pueblos Avá Canoeiro, Krahô, Funil, Xerente, Apinayé, Krikati y Mãe Maria y Gavião. Por su parte, Cana Brava es una represa clave para la construcción de otras 14 hidroeléctrica en el sistema Araguaia-Tocantins con gran impacto en los ecosistemas de Cerrado y de la Amazônia, 986 familias fueron desalojadas compulsivamente siendo apenas 25% de las mismas resarcidas y de forma injusta, no hubo supresión de vegetación en el entorno de la represa lo que provocó la contaminación de las aguas del lago.

En Brasil, Suez Energy (ex Tractebel), fue una de las transnacionales que más se benefició del primer ciclo de privatizaciones en los años 90. Específicamente en los casos destacados (Estreito y Cana Brava) la empresa se involucró directamente en el financiamiento electoral y post-electoral de autoridades políticas de los Estados de Goiás y Tocantins. Procesos de autorización y operación de esas represas están, por lo tanto, comprometidos por falta de transparencia y corrupción. Estas hidroeléctricas fortalecen el patrón depredador y concentrador de remodelación del territorio en la medida que abastecen de energía barata a la cadena industrial electro-intensiva que se viene ampliando en esa región.

Con su accionar en Brasil, Suez Energy ha violado convenios internacionales sobre derechos culturales; compromisos en materia de agua, saneamiento y asentamientos humanos, la propia Constitución Federal de Brasil, el PIDESC (Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales), como por ejemplo en los derechos a un nivel de vida y vivienda adecuado, así como el derecho al agua. Tampoco se han contemplado los Criterios, directrices y recomendaciones de la Comisión Mundial de Represas (2000).

La presentación del caso ante el TPP también busca visibilizar el papel y la lógica de empresas que buscan controlar y gerenciar nuestros recursos naturales y nuestro territorio, contribuyendo a vincular luchas locales con estrategias continentales de resistencia contra las transnacionales y los acuerdos marco que las favorecen.

Eje temático: Privatización de los Servicios Públicos y Violación de Derechos Fundamentales

Organizaciones denunciantes: Movimento dos Atingidos por Barragens (MAB) y Red Brasilera por la Integración de los Pueblos (REBRIP).