La 7ª ronda de negociaciones de los Acuerdos de Asociación (AdA) entre la
Unión Europea y América Central ha sido suspendida tras la decisión de la delegación
de Nicaragua de retirarse. La Unión Europea está promoviendo estos acuerdos de libre
comercio con las regiones más empobrecidas del planeta. Son negociaciones totalmente
asimétricas, como si un elefante tratara de igual a igual a una hormiga.
Durante la semana del 30 al 3 de abril, Honduras acogía la 7ª y “penúltima” ronda de
negociaciones de los AdA entre la Unión Europea y Centroamérica. Un proceso de negociación
que la Unión Europea buscaba concluir de manera rápida, evitando la publicidad y la
participación de la sociedad civil.
En esta última negociación, Nicaragua ha planteado una propuesta por compensar las
asimetrías regionales (un Fondo Común de Crédito Económico Financiero) que no ha contado
con el apoyo de las otras partes en la mesa de negociación. Ante esta respuesta, Nicaragua
se ha retirado provocando una suspensión temporal de las negociaciones.
La Unión Europea está negociando desde 2007 en África, Caribe y Pacífico (países ACP) los
Economic Partnership Agreements (EPA) ), y en América Latina, los AdA (Acuerdos de
Asociación). La UE está maquillando estos tratados de libre comercio con componentes de
diálogo político y cooperación, lo que acaba supeditando las ayudas de cooperación a los
intereses comerciales. El elefante tiene la capacidad de pisar la hormiga si esta no acepta las
normas del juego que se le proponen.
Desde SETEM consideramos que esta suspensión es una oportunidad para que
Centroamérica recupere los proyectos propios de integración regional y una
demostración que la verdadera intención de los negociadores europeos es satisfacer los
intereses del capital y de las grandes empresas europeas, y no del desarrollo de los
países empobrecidos. La UE, a pesar del contexto actual de crisis financiera y económica
global, sigue apostando por “la Europa Global” : una mayor liberalización del comercio, de las
inversiones y una privatización de los servicios públicos que limita la capacidad normativa de
los estados y que perjudicaría los sectores sociales más vulnerables de las regiones
empobrecidas.
Los intereses europeos están orientados hacia una mayor protección de sus inversionistes,
priorizando los intereses de las transnacionales por encima de los de las personas y su
bienestar, promoviendo una mayor liberalización de servicios, pretendiendo incluso que sus
multinacionales tengan trato nacional, incluyéndolas en las compras gubernamentales en
detrimento de las empresas locales centroamericanas.
La crisis de las negociaciones constituye una oportunidad para impulsar un nuevo
modelo de acuerdo que promueva el desarrollo sostenible de los pueblos, los derechos
humanos y la integración regional.