De manera especial, en los últimos años los procesos de resistencia contra las multinacionales han cobrado bastante relevancia en Europa y, sobre todo, en América Latina. Ahora bien, mientras que en el continente europeo se ha dado prioridad a las movilizaciones contra las instituciones financieras internacionales y organismos supraestatales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea y el G-8, en América Latina el foco de la crítica se ha centrado sobre las empresas transnacionales y los tratados de libre comercio.